MontañaColoresPalabras
jueves, 17 de octubre de 2019
sábado, 12 de octubre de 2019
Una abuela casi visible...
La abuela casi visible. (Parte 1)
Por Patricia Jiménez Castillo.
En la montaña vivía una abuela que siempre
estaba acompañada de sus ángeles y sus fantasmas. Una que otra vez la visitaba
algún ser corpóreo, que le hacía el favor de barrerle la casa y lavarle la
ropa. Otras veces venía el vecino a contarle de sus males ó a traerle algún
dulce.
Pero la abuela ya casi nunca salía de su casa. Usaba un par de
muletas, porque en su niñez, muchos diferentes virus invisibles la atacaron,
dejándole la piel marcada de manchitas después de muchas fiebres, y uno de
ellos mutiló sus nervios dejando sus piernas débiles y muy delgadas, el polio.
Sin embargo la abuela no siempre fue
invisible. De joven, a pesar de sus piernitas chuecas, atraía muchas miradas y
la invitaban a muchas actividades divertidas.
De niña iba al mar y jugaba feliz entre las
olas y la arena, a pesar de los revolcones inesperados, donde una vez casi se
ahoga, pero gracias al tío Hermes, otro ser ahora alado, logró salir del hueco
profundo. Pero ese tío fue quien dos veces la rescató. La segunda fue cuando vivían
en el viejo patio de beneficio de café de La Sabana, donde él tenía un taller
de zapatero remendón en una buhardilla, la abuela niña jugaba con su hermanita
menor, y en empujón cayó al primer piso de cabeza. Tremendo susto se pegaron
todos. El tío sacó su pedazo de moto, y con un parche temporal en la cabeza, la
abuela niña fue llevada muy consciente y agarrada al tío como una garrapata, en
el asiento trasero de la moto, al hospital más cercano, que en ese entonces era
el San Juan de Dios. En el puro cucurucho de la cabezota de la niña le dieron 7
puntadas y le dejaron una aureola (o sea la raparon) para lavarle diariamente
la herida!
Pero la abuela igual siguió jugando con su hermanita, y se iban de
campamento con las Guías Scouts, donde a
la orilla del río de San José de la Montaña se bañaban rodeadas de muchas otras
haditas del mismo tamaño.
La abuela tuvo una infancia feliz, entre
entradas y salidas a las salas de cirugía de muchos hospitales entre Caracas de
Venezuela, New York de Estados Unidos y San José de Costa Rica del continente
americano. Y fue feliz porque toda su familia la amaba, pero no la
sobreprotegían. Si se caía, su papá vigilante solo preguntaba si se había hecho
mucho daño, y si ella respondía que no, él decía, que se levantara solita. Y la
niña lo hacía y seguía correteando con su renquera por toda la casa, hasta que
quebraron el elefante de porcelana favorito de la mamá.
Tuvo que aprender a dejar de correr. Porque
cuando lo hacía, el desnivel de sus pasos, la balanceaban sin control hacia los
lados y casi siempre se caía en los sitios menos apropiados. Como si para
caerse hubiese sitios adecuados! De todos modos a su hermanita menor siempre le
parecía muy divertido verla caer, y se reía de ella a carcajada limpia, porque
decía que parecía que hacía pasos de ballet. Aún así la abuela -tampoco- pudo
bailar mucho.
Al llegar a la adolescencia, la mantenían
sigilosamente resguardada, pues se había convertido en una muchacha muy bonita
que atraía a otros jovencitos como la miel a las abejas. Si la abuela
adolescente quería salir tenía que ser con chaperones. Eso también era
divertido. Sobre todo cuando iban en grupos a Mata’elimón en tren y todos
cantaban a galillo pelado con sus guitarras.
Ese tren es otro de sus fantasmas favoritos.
Cantar, conversar, contemplar el Río Barranca cargadito de aguas color
turquesa. Y siempre le daba miedo pasar por el puente sobre el río, pues
pensaba que cómo sería intentar salir a nado de tanta fuerza en su caudal. Ahora
las aguas en ese río son casi un fantasma más de sus recuerdos...
Por suerte que la niña abuela, sabía nadar.
Una de las pocas actividades físicas que sí la dejaban hacer era ir a la
piscina. Parecía un pez en el agua! Se zambullía hasta el fondo y sus pulmones
daban hasta 2 minutos y medio para nadar bajo el preciado líquido. Y solo salía
de allí, si la obligaban ó sus manitas estaban tan arrugadas que le dolían del
frío. Alguna de las mujeres de su familia la esperaba siempre con una toalla
seca para abrigarla.
Las mujeres de su familia eran guerreras
muy sabias. Habían tenido que saber esconderse en la guerra del 48 de los
soldados y del hambre cuando los abuelos no podían traer pan a casa. Había días
que solo se comían sopas de leche con algo, ó chayotes ó avena ó tortilla, porque
era lo único que había a mano. Sin embargo su comida favorita era el pan que le
traía el abuelo a las 4 de la madrugada recién salidito del horno de la
panadería donde él trabajaba. Ella y su abuelo David tenían una relación muy
amorosa, los dos habían nacido en la misma fecha pero con más de 60 años de
separación. Y cosa curiosa la abuela
nació 50 años antes que su sobrino nieto Alecito y en el mismo día! Coincidencias
de fantasmas...
Ahora la abuela tiene 67 años y sigue
leyendo letreros cuando alguna alma bondadosa la saca a pasear, porque así fue
como aprendió a leer. Cuando sus padres viajaban con ella y su hermanita de
Valencia a Caracas entre los años 1955 y 1960, los viajes eran tan largos y
aburridos, que aprendieron a contar carros y leer las vallas publicitarias que
eran muchas por las orillas de las carreteras. Y para darle emoción, las
hermanas en el asiento de atrás, se disputaban la propiedad de cuanto vehículo
lindo les gustaba, ya fueran camiones, buses ó carros de tipo Mercedes Benz!!
Lo que es la imaginación cuando se le da
rienda suelta...poderosa.
Hoy la abuela recuerda y añora, pero como
los Ángeles la acompañan y en especial el de su Guarda, tiene la obligación de
ser creativa y aprovechar el tiempo. Todavía falta muchas historias que contar,
muchos cuadros que pintar y muchos ángeles corpóreos que mover...
Dejaremos un poquito para otro día...
Santa Elena de Monteverde de Puntarenas de
Costa Rica.
8 de octubre del 2019, 10:50am .
lunes, 10 de septiembre de 2018
Subiendo.
Muchas son las dificultades. Todos los días. El reto de subir unas gradas, levantarse de la silla, subir los brazos a pesar del dolor...
Pero todos los días el sol sale por el horizonte de la montaña y hasta hoy nos vemos a la cara, aunque las nubes persistan en querer ocultar su luz.
Muchas son las preguntas que aún siguen sin respuestas.
¿Tenemos que tapar todo con cemento?
¿Pagar tantos impuestos para que unos pocos se los roben?
¿Vender licor para embrutecer a nuestros jóvenes?
¿Dejar de respirar para dar espacio a otros?
¿Cortar árboles para escribir sobre papel?
¿Trabajar hora incontables por dinero que no sabemos disfrutar?
¿Poseer lo que no podemos controlar?
Mucho es lo que cuestiono. Y cada vez me convenzo más que la vida fue hecha para disfrutarla en medio del bosque profundo, tomando solo lo que necesitamos de las ramas de árbol que nos ofrece su fruto cargado de energía pura en alegres colores.
O viendo su cambio de luces y tonos en el sendero que antes cruzó un puma, ó una manada de zainos que escarbaba su alimento en la generosa tierra...
Ó usando la tecnología bajo techo abrigada de la lluvia en un canto frenético de fertilidad...
Espero, espero. Ese día en que los hijos bailen sobrios con sus amadas y los nietos jueguen seguros en el charco del patio...libres y sanos!
Mientras esas respuestas llegan me ocupo, pinto y canto.
Nos veremos de nuevo por ahí.
Patricia.
miércoles, 2 de mayo de 2018
Ancianitud.
Ya alguien más inventó esta palabra. No sé si fue Fina Fernández quien la usó primero o no, pero a mí me encanta entenderla como una etapa más de la vida donde se sigue creciendo y evolucionando con más posibilidades cuando se tienen las condiciones necesarias para moverse y participar.
Hay días y/o momentos en que me siento muy bien a pesar de mis secuelas y síndrome post polio y hay esos "deprontos" en que algún dolor intruso ataca mis partes y tengo que inmovilizarme!
Asunto difícil para alguien con mente inquieta, inquisitiva y creativa.
Porque en busca de respuestas a problemas de vida, se desaprende tanto, que hay que volver a la escuela de grandes!! E incluso volver a una especie de jardín de infantes compartido con niños de extremas edades!
Me encantan los chicos. O sea la niñez, con esos ojos que parecen querer tragarse al mundo. Me gustan mucho porque me aceptan sin miedo y normalmente con mucho amor. Me gustan porque son maestros en miniatura, de esos que con falta de respeto a tu pelo canoso, se te arriman para que juegues, ó les cantés, ó les leas, ó hasta te enseñan como usar estos modernísimos aparatos electrónicos sin ningún pudor.
Yo tengo tres de esos pequeñuelos. Llevan la sangre de mis ancestros. Y aunque son tranquilooooos, también son una bola de energía relampagueante!
Con el mayor aprendí a jugar Super Mario Bro y casi me da un infarto cuando el Bowser me mató por primera vez. Él -mi nieto- se reÍAA de ver mi cara lívida del susto! Pero juntos podíamos pasar horas sumamente entretenidos jugando mientras mamá ó papá llegaban a recogerlo.
Con el segundo chacalín, las cosas son diferentes, le gustan los videos pero más le gusta, estar en la piscinita de plástico, ó correr a alta velocidad con sus largas piernillas por todo el patio, y siempre dice: Mire abue, mire!! Le encanta armar rompecabezas eso sí. Y es una actividad que disfruto mucho con él. Lo que me recuerda que debo conseguirme un nuevo rompecabezas! Es fascinante armar un cuadro a punto de piececitas diminutas!
Y el tercer pequeñín es solo un gran comelón, ni cuando está ardiendo en fiebre deja de tragar!! Creo que se parece mucho a la abue!
Y esos tres me dan mucha energía, pero también me obligan a aprender y a buscar respuestas. Pero como dice Murphy, cuando ya sé la pregunta, me la cambian por una nueva.
En fin, que en este mundo de mayo del 2018, a pesar de tener 65 años, sigo teniendo muchas necesidades de aprender cosas nuevas. Y entre esas cosas, quiero saber cómo vencer los dolores articulares que tan a menudo me limitan y que francamente no sé de dónde aparecen.
Sé que posiblemente el desgaste natural por uso en los años de vida, aunado al hecho de que el síndrome post polio lo agudiza, son dos factores causantes de esos extraños dolores. Ah! Y los cambios de temperatura!
Hago una revisión de lo que hice diferente y pienso que tal vez hoy no tomé suficiente agua, por estar emocionada intentando avanzar en una pintura al óleo, que comencé hace tres años y al que finalmente ayer decidí entrarle con ganas.
Ayer sí tomé más agua y no tenía hinchados los dedos de las manos como hoy! Así es que tendré que seguir investigando si el consumo de agua ó no es lo que afecta la osamenta de mi hermoso cuerpo!
Bueno, solo quería dejar un registro de sucesos de la ancianitud. Porque dejé de ir a una reunión comunal por el bendito dolor! Ni modo. En otra será!😅
Hay días y/o momentos en que me siento muy bien a pesar de mis secuelas y síndrome post polio y hay esos "deprontos" en que algún dolor intruso ataca mis partes y tengo que inmovilizarme!
Asunto difícil para alguien con mente inquieta, inquisitiva y creativa.
Porque en busca de respuestas a problemas de vida, se desaprende tanto, que hay que volver a la escuela de grandes!! E incluso volver a una especie de jardín de infantes compartido con niños de extremas edades!
Me encantan los chicos. O sea la niñez, con esos ojos que parecen querer tragarse al mundo. Me gustan mucho porque me aceptan sin miedo y normalmente con mucho amor. Me gustan porque son maestros en miniatura, de esos que con falta de respeto a tu pelo canoso, se te arriman para que juegues, ó les cantés, ó les leas, ó hasta te enseñan como usar estos modernísimos aparatos electrónicos sin ningún pudor.
Yo tengo tres de esos pequeñuelos. Llevan la sangre de mis ancestros. Y aunque son tranquilooooos, también son una bola de energía relampagueante!
Con el mayor aprendí a jugar Super Mario Bro y casi me da un infarto cuando el Bowser me mató por primera vez. Él -mi nieto- se reÍAA de ver mi cara lívida del susto! Pero juntos podíamos pasar horas sumamente entretenidos jugando mientras mamá ó papá llegaban a recogerlo.
Con el segundo chacalín, las cosas son diferentes, le gustan los videos pero más le gusta, estar en la piscinita de plástico, ó correr a alta velocidad con sus largas piernillas por todo el patio, y siempre dice: Mire abue, mire!! Le encanta armar rompecabezas eso sí. Y es una actividad que disfruto mucho con él. Lo que me recuerda que debo conseguirme un nuevo rompecabezas! Es fascinante armar un cuadro a punto de piececitas diminutas!
Y el tercer pequeñín es solo un gran comelón, ni cuando está ardiendo en fiebre deja de tragar!! Creo que se parece mucho a la abue!
Y esos tres me dan mucha energía, pero también me obligan a aprender y a buscar respuestas. Pero como dice Murphy, cuando ya sé la pregunta, me la cambian por una nueva.
En fin, que en este mundo de mayo del 2018, a pesar de tener 65 años, sigo teniendo muchas necesidades de aprender cosas nuevas. Y entre esas cosas, quiero saber cómo vencer los dolores articulares que tan a menudo me limitan y que francamente no sé de dónde aparecen.
Sé que posiblemente el desgaste natural por uso en los años de vida, aunado al hecho de que el síndrome post polio lo agudiza, son dos factores causantes de esos extraños dolores. Ah! Y los cambios de temperatura!
Hago una revisión de lo que hice diferente y pienso que tal vez hoy no tomé suficiente agua, por estar emocionada intentando avanzar en una pintura al óleo, que comencé hace tres años y al que finalmente ayer decidí entrarle con ganas.
Ayer sí tomé más agua y no tenía hinchados los dedos de las manos como hoy! Así es que tendré que seguir investigando si el consumo de agua ó no es lo que afecta la osamenta de mi hermoso cuerpo!
Bueno, solo quería dejar un registro de sucesos de la ancianitud. Porque dejé de ir a una reunión comunal por el bendito dolor! Ni modo. En otra será!😅
domingo, 23 de octubre de 2016
...el alma que habita bajo techo...
Hoy
el día está llorón
Tiene
esa melancolía
que
da el mal de patria
Pero
el
alma que habita bajo techo
está
agradecida
Sabe
que
tiene
agua limpia
la
bebe
saborea
detecta
tonos dulces
olor
a amores de bosque
criaturas
copulando
furtivas
a la mitad del miedo
Pero
el
alma que habita bajo techo
está
recordando
su
primer beso bajo la lluvia
tan
ardiente que
las
gotas se secaban
al
instante de tocar los dos cuerpos
tan
fusionados
que
parecían
un
matemático Uno
que
más que Uno
se
convirtieron en Cuatro
Indivisibles
Sedientos
de frescura
saltarines
en charcos de barro y hierbas
resbalando
por potreros y guayabales
Pero
el
alma que habita bajo techo
contempla
el
Futuro Luminoso
detrás
de las Nubes
jugando
con sus retoños
en
mundos protegidos
multicolores
árboles
y flores
cargando
frutas
semillas
aves
toda
especie de
dos
tres
cuatro
seis
ocho
cien
miles
de
patas
Por
eso
el
alma que habita bajo techo
da
gracias por la
Amorosa
Bendición
del
aguacero
Pjc,
23 de octubre del 2016.
viernes, 13 de noviembre de 2015
Revolucionaria.
Ella era como un antiguo
florero de cobre
hecho a mano
exclusivo
En su interior albergaba
agua y tallos
en constante burbujeo
de colores
de aromas
de llantos y risas
Le gustaba leer a sus
amigos poetas
Todos revoltosos
escribían
de derecha a izquierda
y al contrario
en galés
en coreano
en árabe
a menudo en español
moderno
Revolvían las palabras
las ideas
los conceptos
Rompían paradigmas a
fuerza
de intentar entender lo desconocido
reinventar al mundo en
cada anochecer
Ella sentada sobre el
mantel
de algodones tejidos
meditaba sobre la razón
de ser
del borracho
aprendiendo del autista
de la poliomielítica
en recuento de vivencias
de madres minimizadas
por cuidar la salud de
los suyos
mientras el poder era
manejado
por la maquinaria de los armamentos
Ella como Rosenstock
quería mantener lo viejo
esos centenarios Robles de sabana
mientras al mismo tiempo
quebraba culpas
en el molino de sus
descubrimientos
En cada amanecer
se enfrentaba con un
lienzo blanco
y un mundo que reinventar
(Yo soy Pjc. 13nov15)
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